Uno de los trabajos que más grado de responsabilidad tiene es el de pertenecer a las Fuerzas Armadas, situación que se multiplica cuando también se es madre de familia, como en el caso de María Mercedes, quien es parte de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).
En ese sentido, la mujer, quien es madre de una niña señaló a Juglar de la Bahía, que ha sido una situación complicada, al tener a su pequeña hasta por seis meses cuando es enviada a una misión; pero, aclaró, que a la vez está llena de satisfacciones.
- “Fue difícil, es difícil porque pues yo sé que es mi trabajo y ella también lo sabía que era mi trabajo, pero de todas formas me extrañaba y aunque teníamos comunicación…, complicado para ella porque me dice, normal, que cambie de trabajo para ellos es fácil decir que cambiemos de trabajo”.
A la vez que las madres militares soportan la tristeza por el alejamiento de los hijos; las esposa de militares tienen que cuidar solas de sus pequeños porque el marido sale varios meses a alguna misión, como en el caso de la señora Erika.
- “Es una gran responsabilidad ya que cuando ellos salen a alguna operación o alguna actividad que sea relacionada con su trabajo en nosotros recae el compromiso de llevar a cabo, la educación y la formación de nuestros hijos”.
Agregó que tiene 20 años de casada con un militar y que una de sus hijas ya le expresó la voluntad de inscribirse en una escuela militar siguiendo los pasos de su progenitor.
Por su parte, la señora Betzabe, quien tiene 17 años de matrimonio, indicó que también sus pequeños le han mostrado su deseo de inscribirse en la milicia, siguiendo el ejemplo de su padre.
- “Él les pone el ejemplo, él se sigue preparando día a día y ellos ven ese ejemplo y dice mamá, yo quiero ser como mi papá y el día de mañana igual piensan este entrar en algún plantel militar y pues e irse esforzando porque ven que su papá, aún con familia, se sigue esforzando y sigue preparándose”.
A pesar del orgullo que sienten por ser militar o esposa de militar, las mujeres coincidieron en señalar que ha sido difícil, pero que con esfuerzo todo se puede lograr.
